lunes, 30 de agosto de 2010

CAPÍTULO 15. DON SUCIO

Sube el telón. En el salón del apartamento que comparten Mister Proper y Mimosín, vemos a este último tomando el te en compañía de la Vaca que ríe . De pronto, se abre la puerta de la calle. Mr. Proper entra en el apartamento. Detrás, aparece un tío idéntico a él, pero en versión cerda: manchas de sudor en el sobaco, camiseta y pantalón plagados de lamparones, restos de una mierda de perro recién pisada en los zapatos, en fin, hecho un cromo. Un cromo de la pandilla basura, para ser precisos.


MIMOSÍN:

(Flipado) ¿Y este, quién es?

MR. PROPER:

Don Sucio.

MIMOSÍN:

¿Don qué?

MR. PROPER:

Don Sucio. Es una idea de los creativos para vender en tiempos de crisis. Según ellos, los consumidores tienen ya tan pocas ganas de consumir, que la única forma de reanimarles es convertirnos a los personajes que representamos a las marcas en una especie de superhéroes que van a salvar a la humanidad de su infausto destino. ¿Y que necesita alguien para convertirse en superhéroe?

MIMOSÍN:

¿Superpoderes?

MR. PROPER:

No. Eso es lo de menos. Lo que necesita todo superhéroe es un supervillano. Batman, Superman o Spiderman no serían nadie sin el Jocker, Lex Luthor o el Duende Verde. Pues bien, yo soy Don Limpio y este es mi supervillano: Don Sucio.

A todo esto, Don Sucio, que ya ha tomado asiento en el tresillo, hace eso que hacen los futbolistas cuando tienen catarro: se tapa un agujero de la nariz y sopla por el otro, expulsando un espectacular moco que aterriza en la alfombra para espanto de Mimosín.

MIMOSÍN:

Desde luego, el personaje se ha ganado el nombre a pulso.

MR. PROPER:

Pues si, lo tiene todo: olor corporal, halitosis, gonorrea, ladillas y hasta caspa, y eso que es calvo. Es un poco desagradable, pero gracias a él, recuperaré el corazón de las amas de casa. Su sola visión, provocará en ellas un ansia irrefrenable de volver a ver sus suelos y paredes permanentemente inmaculados. Huy, que gracia, si ha sacado su lata de fabada. Más os vale estar lejos cuando se la acabe.

En efecto, Don Sucio ha sacado una lata de Litoral y se está bebiendo su contenido a morro.

MIMOSÍN:

(yéndose hacia el dormitorio) Desde luego que voy a estar lejos, esto es asqueroso.

En ese momento, suena el timbre. Mister Proper va a abrir y en el umbral aparece una vaca exactamente igual que la Vaca que ríe pero que en lugar de reir, llora como una magdalena.

MR. PROPER:

Dios mío, vaca, a ti también te han creado una supervillana: ¡la Vaca que llora!

LA VACA QUE RÍE:

Jajajaja

LA VACA QUE LLORA:

Buaaaaaaaaa

Entonces, Mimosín reaparece. Lleva una maleta en cada mano y se dirige hacia la puerta de la calle.

MR. PROPER:

¿Dónde vas?

MIMOSÍN:

Me largo. Esto de la publicidad ya no hay quien lo aguante. Voy a aceptar una oferta que me hicieron ayer para irme a Londres a sustituir al Teletubbie morado que acaba de fichar como director creativo de una agencia que hace anuncios de gente con caretas de gallo.

MR. PROPER:

¿Me vas a dejar así después de todos estos años?

MIMOSÍN:

No me echarás de menos. Tienes a Don Sucio para consolarte.

Mimosín sale por la puerta. Don Sucio emite un sonoro eructo. Baja el telón.